VOLVER A LA UNIVERSIDAD

LOS CHICOS DESAPARECEN ha sido invitada a participar en dos eventos universitarios. Por un lado el 30 de Octubre a las 20 hs. se presenta en el marco del 3º Congreso Latinoamericano de Arte, Educación y Cultura Contemporánea que se llevará a cabo en el Auditorio de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. La presentación correrá por cuenta del productor ejecutivo de la película, y luego de la proyección se llevará a cabo una charla con Marcos Rodríguez, su director.

Una semana después, y en el marco de la muestra paralela del Festival organizado por la Universidad de Goias se presenta ante el público universitario brasileño, luego de su paso por el Festival Internacional de Cine Fantástico de Porto Alegre, quien aporta el subtitulado y que oportunamente galardonara a Norman Briski como mejor actor.

Los Chicos Desaparecen (2007, 92 min., Ficção, Argentina)

Exibição: Dia 05 (quarta - feira) - 19:00 / Cine - UFG


Sinopse: O velho relojoeiro Macías é envolto em cálculos sobre o tempo. O desaparecimento surpreendente de uma criança o situa como único suspeito.
* Roteiro e Direção: Marcos Rodríguez.
* Produção: Marcos Rodríguez, Alejandro Encinas, Jorge Peroni.
* Produção executiva: Gustavo Fabián Alonso, Felicitas Raffo.
* Fotografia: Manuel Muschong.
* Direção de arte: Viviana Serafini.
* Edição: Jerônimo Carranza, Marcos Rodríguez.
* Elenco: Norman Briski, Lorenzo Quinteros, Ricardo Ibarlín, Umbra Colombo, Alexis López Costa, Cabe Mallo, Héctor Ostrofsky, Pipo Lleral, Oscar Mainoldi.

EN EL FESTIVAL PLATENSE



La Plata es aquella ciudad en la que nadie es local. Ni aunque lo elijan Intendente. Así que luego del stress rosarino era obligatoria la vuelta por el Centro Cultural Islas Malvinas. Era el lanzamiento del 3º FESAALP y la película se proyectaba en el marco de La Plata Filma, invitada fuera de competencia.

La gente del FESAALP son militantes todo terreno. Corren toda la cancha y pasan de la remerita merchandaising al saco y vestido para el acto de apertura. Marcos Rodríguez alguna vez fue programador del Centro Cultural, én su etapa mas exitosa, así que en su rol de invitado estaba mas que relajado. Agustín Aguirre, jefe de producción que atravezó la llamarada hasta el final de la película estaba allí en compañía. También, otra vez, Gustavo Alonso y Alejandro Encinas.
Federico Ambrosis, crítico de cine y programador del Festival de Artes Audiovisuales, lució para la foto con Marcos Rodríguez.
Luego comenzarían los discursos, inlcuído algún malentendido entre quienes sienten que la película les pertenece por ósmosis.
Después el brindis. Allí estaba Carlos Vallina, como un gran padrino (el de la película o el del Conurbano) en versión académica. Alonso y Rodríguez se acodaron junto a él y hablaron un poco de todo. La fresquísima María Ibarlín, directora de Cultura platense se acercó luego de un discurso que iba dirigido a alguien que no se sabe quien sería. Pero seguro que a alguien le pegó en el pecho con sus palabras.
A lo largo de los días se acercaron Héctor Ostofsky y Tato DeGaetano, actores de LOS CHICOS DESAPARECEN, que ahora mismo coinciden en otro largometraje. También Vivi Serafini, la mujer detrás del concepto visual de la película.
Es curioso como la película comienza a andar sola. Como desprendida de todos, pero no tanto. Allá va Rodríguez a hablar con el público.
Comienza a oscurecer. Como en el cine.
Salute para todos y a la barra a pensar.

SEMBLANZA ROSARINA

La vuelta de Rosario se presentaba escalofriante luego de la noche con Peter Capusotto, el tipo con el 9 en la espalda y los funcionarios audiovisuales argentinos.
En la ciudad de La Plata se habría el FESAALP y la comitiva debía llegar a la apertura del evento.
Rosario siempre deja dos paradas inevitables: pasar por el mítico Bar El Cairo, recreando inevitablemente la mesa de los galanes, y comer pescado junto al río.




"Estoy vivo y bien, ni feliz ni infeliz, aquí en el Hemisferio Sur. Por eso me deja más perplejo que nunca el recuerdo de ese pez perdido, alzándose, dejando el agua y volviendo a ella. El sentimiento de pérdida que me asaltó entonces me asalta todavía. ¿Cómo transmitir algo de lo que siento sobre este asunto? Adentro siguen conversando en su propia lengua. Decido caminar por la orilla. Es la clase de noche que hace que hombres y ríos estén más cerca. Camino un trecho, después me detengo. Advirtiendo que no he estado cerca. No durante muchísimo tiempo. Ha sido esta espera la que ha venido conmigo a todas partes. Pero ahora crece la esperanza de que algo se levante y salpique. Quiero oírlo, y seguir adelante", dijo alguna vez Raymond Carver, visitando Rosario antes de volver a Nueva York.
La cita sirve menos como un recuerdo que como motivación. Lucho nos indica comer pescado junto al río en un lugar estratégico: justo aquel que citara Carver. Todo está servido en esa mesa: el río, el perro que da vueltas alrededor, un ascensor que desciende a la costanera, un menjunje saborizante y la charla sobre el gran pez. El de los pescadores y el de Carver, pero también el de Tim Burton, influencia concreta de Marcos Rodríguez para LOS CHICOS DESAPARECEN.
Buen provecho y a la ruta.

DE PASO POR ROSARIO

La cruzada en busca de Rosario estaba cargada de expectativas para todos. La producción se movió en coche propio.
El cuarteto vibraba desde distintos lugares. Adelante, del lado del acompañante, viajaba Marcos Rodríguez, el único destinado a sufrir por ser el director de la película. Alejandro Encinas y Gustavo Alonso, asistente y productor ejecutivo respectivamente, viajaban cómodos detrás.
El trío había presentado la película en el Festival de Tandil, de donde se trajeron el premio del público. Sin embargo éste viaje tenía un invitado dispuesto a convertir el sueño en travesía.
Es que al volante iba Jorge Peroni, quien no sólo es parte del equipo de producción, sino que también es amigo de la casa.
Hasta aquí todo normal. Hombres de cine, en busca de la película que se proyectaba el día de inicio del festival rosarino.
Pero Peroni tenía algo más para demostrar, tal vez recordando su vivencia en una ciudad, de la que le quedan aún marcas en los tobillos. Es que Jorge Peroni ofició de guía en la ciudad santafesina, no por su intuición sino porque tuvo un paso fugaz por Argentino de Rosario, luciendo el nueve en la espalda.
El viaje mostró por primera vez como el entusiasmo desmadrado de Encinas era superado por un Peroni que desde que llegó a Rosario, tal vez recordando el vestuario compartido con Schiavi o la pensión en donde vivió con su representante, iba a tener la pelota dominada.

El grupo llegó al Centro Audiovisual Rosario y fue recibido por Lucho Redigonda y Gustavo Escalante, parte fundamental del equipo del Festival.
Milanesas con papas fritas fueron los primeros aliados en un mediodía soleado. Se acercó a saludar Marcos Pastor, quien el mismo día estrenaba en Rosario su documental Rastrojero en la misma sala.
Luego el grupo encaró para el hotel, ubicado equidistante entre un cabaret y la estación ferroviaria. Alonso volvió al centro a ver películas y saludar a los organizadores. Era su cuarta visita al festival y creía que no iba a ver sorpresas.
Horas mas tarde y atravesado por una siesta llegó el director a hacer el reconocimiento de la sala, escuchar como suena, chequear el tape, y una serie de acciones que a juzgar por su calvicie lo coloca al borde del manifiesto zen.
Pasada la película todos a comer. Descubrimos entonces como vendría el resto de la agenda. Sorrentinos y tinto, con la compañía de Leandro Ipiña, director del canal Encuentro, y de Gustavo y Lucho, que adelantaron que el mismísimo Peter Capusotto presentaría sus videos en la fiesta de apertura.
Comer, beber y departir parecían el plan perfecto. Hablar de proyectos, de películas, de sueños. Peter Capusotto hacía a delirar a cientos de personas que se agolpaban junto al escenario.
Lejos, en medio de la pista, con el nueve en la espalda, el amigo de la casa, nuestro guía, desataba su furia parlante con una irreverencia artesanal que si lo escuchaban le cerraban el micrófono a Capusotto.


Conformes por su paso por Rosario, director y productor de Los chicos desaparecen se encontraron en la barra por invitación del Festival. Tal vez a mezclar tragos con predicciones.
Supieron que en algún lugar de ese salón, Peroni le ganó por delirio a Pomelo y sus aliados.